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El INFLUENCIADOR QUE ENSEÑA CÓMO LOS INDÍGENAS NO TIENEN LÍMITES

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LOS INDÍGENAS NO TIENEN LÍMITES

En los videos que sube en sus redes sociales, Gonzalo Hernán Aranda, vestido con sombrero, ruana y bayeta, cuenta cómo es la vida en el pueblo misak.

Chalololoko, como se hace llamar en redes, tiene 30 años y cuenta que nació y creció en el campo.

Es el mayor de tres hermanos. Originario de una vereda llamada La Campana, perteneciente al resguardo indígena de Guambia, en Silvia, Cauca.

Desde niño se caracterizó por su sentido del humor. A la vez que cosechaba y sembraba, contaba chistes, recreaba escenas de telenovelas y películas.

Aunque ama el campo y se siente orgulloso de sus raíces, siempre se visualizó en escenarios, rodeado de gente.

A los 14 años perdió a su padre y tomó las riendas de su casa junto con su madre, para sacar adelante a sus hermanos menores.

El campo, el agro, los animales fueron sus acompañantes por muchos años, hasta que decidió dejar su casa e irse a vivir a la ciudad.

Hace tres años se mudó a Cali a estudiar Psicología en la Universidad del Valle, donde cursa sexto semestre.

Un día, en una materia llamada Tecnologías de la Información, le pidieron analizar alguna red social vigente y con otros dos compañeros escogió YouTube.

“No sabíamos qué contenido subir. Mis compañeros decidieron que yo hiciera el video, que porque soy muy cómico y chistoso al expresarme y para que fuera un video de risa. Lo hicimos, lo subimos y en una semana se viralizó. Luego lo subimos a Facebook e Instagram, y también se viralizó”, cuenta.

Hernán siempre quiso subir este tipo de contenidos, pero por el miedo al qué dirán, especialmente de su familia, nunca se atrevía.

Dejar el campo y trasladarse a la ciudad no fue fácil para él, y quiso retratar eso en sus videos. Ahí comenzó a animarse.

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“Desde hace un año y medio subo videos no solo cómicos, sino mostrando mi cultura, de dónde vengo y principalmente anécdotas que me pasan como indígena en la ciudad, resaltando siempre esa parte que me diferencia, lo indígena y la cultura caucana”, expresa.

“A mi familia al principio no le gustaba, decían que eso era hacer el ridículo, que qué pena. Mucha gente de la comunidad no estaba de acuerdo, más que todo las personas más tradicionales, pero poco a poco la gente ha aceptado a Chaloloko TV como un personaje que hace reír. Los niños de la comunidad y algunos jóvenes se identifican con las historias y lo que publico, ahora ya todos reciben con cariño y comedia el contenido del canal”, dice.

El influenciador indígena dice que a la gente de la comunidad le ha gustado. “En el canal visibilizo esa parte campesina e indígena que se vive en la parte rural, esas historias que pasan en la montaña, en las veredas”, comenta.

Cuando cuenta sus historias de comunidad, lo hace con su traje típico, siempre respetando y honrando sus raíces.

También sube videos de comedia y deporte, pues, además, es corredor de montaña. Se considera una persona disciplinada y sincera, que siempre lucha por sus metas, pero que siempre está ahí para los que lo necesitan.

Chalololoko es una unión de su nombre abreviado y la palabra ‘loco’. El influencer nativo recuerda que cuando niño su abuelo le regaló una pelota de marca Chalingo, y de ahí nació su seudónimo.

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“Creo que la pelota me la regaló mi abuelito por el nombre de Gonzalo, y chalingo era como decir Chalo. Desde ahí, mis tíos y familia me dicen Chalo, todos en el pueblo me llaman Chalo Aranda.

«Siempre me decían que estaba muy loco, en lengua namtrik del pueblo misak, y un amigo que es cantante unió Chalo con loco, y cuando creé mis redes decidí llamarme Chalololoko, con K”.

Sus estudios se los paga con su sueldo como monitor en la universidad y comercializando productos agrícolas que su madre trae del Cauca a la galería Santa Elena y que él ayuda a vender. Ya todos lo reconocen, le piden fotos y autógrafos.

Su hermana, de 28 años y quien tiene algunas limitaciones cognitivas, es su principal seguidora.

“Las amigas de mi mamá me recochan, me hacen poner rojito, y cuando mi familia ve mis videos alrededor del fogón veo que solo sueltan carcajadas”, cuenta.

Su sueño es algún día crear su propio stand-up comedy y colarse entre los grandes del humor del país.

Actualmente, su página de Facebook tiene 18.657 seguidores; en Instagram, 1.915; en Tik Tok, 10.000, y en YouTube, 1.280.

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“La idea, más que ir tras fama o dinero, es dar a conocer mi cultura porque es muy hermosa, mis costumbres, y un sueño hacia el futuro es darle a mi madre lo que ella se merece”, dice el misak, y agrega que está cumpliendo sus sueños, esos que muchas veces pensó que no se podrían hacer realidad.

“Muchas personas nos limitan por ser indígenas y tienen un concepto erróneo de nosotros, pero los indígenas podemos ser deportistas, influencers y lo que queramos. Entonces es demostrar que podemos hacer muchas más cosas de lo que por lo general piensan”, concluye.

FUENTE : MICHEL ROMOLEROUX
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
POPAYÁN